lunes, 22 de mayo de 2017

2.3.- El envenenamiento del aire urbano es de gravedad creciente: corregirlo es urgente

Las aglomeraciones urbanas concentran peligrosamente las emisiones tóxicas de sus abundantes vehículos térmicos (emisiones que son ilegales –ya que los vehículos que las emiten no cumplen los límites establecidos por la normativa vigente-, inmorales –ya que los fabricantes diseñan sus motores trucando sus emisiones tóxicas dañinas,  y  letales –ya que ocasionan millones de muertes prematuras-), convirtiéndose en un grave peligro para la salud de los ciudadanos que –no pueden evitarlo- las respiran día y noche.

Todos estamos ya, lamentablemente,  familiarizados con las expresiones “atasco” y “congestión” referidas al tráfico caótico de vehículos por las ciudades; sabemos que significa que las calles o carreteras están llenas de miles de vehículos, todos emitiendo toneladas de partículas y gases venenosos. Además de una, absurda e irracional, enorme pérdida de tiempo y dinero, ello acarrea un aumento muy grave de la concentración de partículas y gases peligrosos, y, por tanto, de la toxicidad del aire que respiran todos sus habitantes –además de los pasajeros de los vehículos que circulan entre congestiones y atascos-.

Se trata de una situación crónica, que, aunque irracional, está “aceptada como inevitable”, con la que  -parece ser- estamos condenados a convivir.

De hecho, todas las metrópolis del mundo sufren diariamente congestiones de tráfico, es decir, un fuerte aumento de la toxicidad del aire que respiran sus habitantes.  Y todos, Instituciones e individuos,  tenemos parte de responsabilidad en la contaminación generalizada del aire urbano.

El auténtico cambio, que precisamos para conseguir corregir la actual lamentable situación, sólo ocurrirá cuando cada uno acepte su responsabilidad y actúe en consecuencia.

El actual envenenamiento del aire urbano europeo (agravado, además, en +20% en España, por tener un parque diésel un 20% superior a la media europea, que, a su vez, es la mayor del mundo) es un hecho de gravedad extrema, que nos amenaza a todos, y sobre el que las Instituciones Públicas tienen la responsabilidad directa de, en primer lugar, informar mejor; y, en segundo lugar, aplicar de inmediato las medidas correctoras apropiadas disponibles (sin esconderse tras absurdos eufemismos (como “Episodio de Alta Polución/Contaminación”,  “aplicar el protocolo”): todos entenderíamos mejor si se dijera “envenenamiento del aire”, “contaminación peligrosa para la salud”, “medidas establecidas para reducir el daño a la salud ”.
Es ya inadmisible que los propios Organismos y Servicios públicos –que debieran dar ejemplo- sean los que más contribuyen a la toxicidad del aire urbano. Tiene muy poco sentido que mantengan circulando todos los días por nuestras calles miles de vehículos con motores notoriamente contaminantes (Autobuses, Furgonetas, Taxis, Camiones de recogida de basura, etc., con motores diésel), cuando los fabricantes de Automoción ya tienen la Tecnología “limpia”, y ya los ofrecen  –y pueden hacerlo más-  con  “CERO-Emisiones”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario