30.000 muertes anuales evitables : urge
que el Gobierno ponga orden en el actual caos
La contaminación del aire urbano, principal riesgo grave para
la salud de los ciudadanos en la Europa de 2018, es ilegal, inmoral y letal:
-supera los límites que establece la Normativa vigente;
-es emitida de manera
fraudulenta por los omnipresentes vehículos
diésel –el mayor parque diésel del mundo, que falsea sus homologaciones
oficiales de emisiones, durante más de 50 años-; y
-es causa directa de millones de enfermedades
respiratorias, cardíacas y cáncer, ocasionando medio millón de muertes
prematuras anuales en Europa, además de un enorme perjuicio económico -que el Banco Mundial evalúa en un 3,5% del
PIB-.
En España, las emisiones tóxicas que envenenan el aire
urbano causan 31.520 muertes prematuras anualmente (según datos 2015 de la Agencia Europea del Medio Ambiente, Informe
Air
Quality 2017 TH-AL-17-016-EN-C.pdf , cifras que la OMS casi duplica). Como referencia, las muertes ocasionadas por la
lacra de los accidentes de tráfico, p.e., fueron 1.160 en 2017. Es decir que el envenenamiento del aire urbano mata treinta veces más personas que la
carretera: ¿y qué hacen nuestras
Autoridades para contener, paliar o reducir tal catástrofe?
La actual escandalosa y manifiesta descoordinación entre Medio Ambiente,
Comunidades y Ayuntamientos, ha creado un auténtico caos, que multiplica costos
e ineficacias:
-triplican sin control instalaciones de medida y mediciones;
-cada uno establece, también arbitrariamente, sus particulares límites y
alarmas (ignorando prácticas y reglamentaciones internacionales sobre
calidad del aire, ya científicamente admitidas);
-no informan de los niveles y peligros de
los contaminantes tóxicos, como expresamente obliga la Directiva de la U.E.
2008/50/EC (p.e., los contaminantes del aire más peligrosos son las
Partículas materiales finas en suspensión –las llamadas PM2,5 y PM10, por su
tamaño en micrómetros-, 10 veces más
dañinas que el NO2) ;
-“inventan”
Planes de actuación, costosos e inútiles, que producen vergüenza ajena (p.e., el
“Plan A” del Ayuntamiento de Madrid, de ¡ 544 millones de € !); etc., etc.
Lo
cierto es que, hasta que los vehículos que más horas circulan por nuestras
ciudades –autobuses, taxis, furgones de reparto, etc., que ruedan a pocos metros
de peatones, viviendas, colegios y hospitales-,
no sean de “emisiones CERO“ –es decir eléctricos: más baratos de fabricar, operar y mantener-, se seguirán provocando más de treinta mil
muertes cada año.
(Un ejemplo, para
los que dicen que no saben qué hacer: la
megaciudad china de Shenzhen -14 Millones de habitantes-, ya tiene todos sus autobuses y taxis, Eléctricos:
16.500 y 12.500, respectivamente, con notables ahorros, económicos y de
emisiones tóxicas, constatados -ICCT: Washington DC, 2017, http://www.theicct.org/EV-capitals-of-the-world-).
El actual caos organizativo que rodea el envenenamiento del aire que respiramos, es un grave problema de
orden público, de consecuencias trágicas, que está necesitado de que nuestros Gobiernos responsables (Nacional, Autonómico, Local) pongan un poco de orden, para beneficio de todos
los ciudadanos –antes de que, en pura defensa propia, comencemos las demandas
judiciales por daños y perjuicios contra
quienes pueden evitar este crimen-.
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