viernes, 5 de octubre de 2018

El veneno de los combustibles fósiles


Las emisiones y vertidos que se producen en sus procesos de exploración, extracción, transporte, refino, y distribución, así como los gases y partículas que emiten en sus usos (quemándolos de forma  incontrolada y desperdigada, entre la población), contaminan gravemente el medio ambiente, envenenando el aire urbano, además de contribuir al calentamiento global, y al consecuente cambio climático que amenaza nuestra sociedad.

Ahora, debido a la extrema gravedad de los daños inmediatos constatados que causa en la salud pública, es cada vez más inocultable el llamado  “fraude y crimen de las emisiones de los motores diésel”, ya calificados como “asesino invisible”.

Europa tiene su parque móvil mayoritariamente diésel (más de un 60%,caso insólito en el mundo: E.U., Japón y China no llegan al 10%), lo que ocasiona que la mayoría de los ciudadanos europeos respire aire envenenado, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera muy perjudicial (Página web de la OMS, y OMS «Economic cost of the health impact of air pollution in Europe»,2015; European Environment Agency (EEA), 2015, Air quality in Europe — 2017 report ), ocasionando 600.000 muertes prematuras anualmente (37.000 en España: 30 veces más que los accidentes de tráfico), además de enormes sobrecostos sociales (€1 Billón -millón de millones- cada año; un +3% del PIB, según el Banco Mundial).

Pero, petroleras, fabricantes, vendedores –y sus talleres-, continúan defendiendo sus particulares intereses, haciendo negocio gracias a vehículos de tecnología obsoleta que incumplen la legalidad, contaminando el medio ambiente y perjudicando gravemente la salud de la población; aún así, siguen negando la evidencia, desinformando a la opinión pública, y desentendiéndose del daño causado (además de frenar el desarrollo legislativo que protege el medio ambiente y la salud de los ciudadanos).

Cuando estalló el escándalo dieselgate (en 2015, al descubrirse el falseamiento de la homologación de emisiones realizado por VW, trucaje que hoy ya se sospecha generalizado en todos los fabricantes) había en Europa +30 millones de vehículos diésel contaminantes circulando; en 2018     –se siguen fabricando y vendiendo sin ninguna limitación, cada vez de mayor potencia, es decir, más contaminantes- ya superan los 50 millones (Informe “Coches con motores de combustión: ¿podrán ser limpios alguna vez?, de Transport & Environment, Sep.2018).

¿Cuántas muertes más harán falta para que actúe la Justicia?

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