El VE no contamina, y es agradable para el
conductor, ya que acelera con fuerza, de manera suave y sin ruido; además es
mucho más eficiente –léase: barato- y cómodo –un solo pedal, gracias al
frenado regenerativo-; y puede cargarse él solito mientras está aparcado.
En nuestro reciente
pasado, el progreso de la Sociedad ha vivido cambios drásticos socioeconómicos
en usos y costumbres, muchos originados por la implantación rápida y general de
nuevas tecnologías que han sustituido a otras convencionales –con ventajas notables para el usuario-,
convirtiéndolas en obsoletas en pocos años, de manera irreversible. Ocurrió cuando surgieron los ordenadores
personales, los portátiles, las tabletas; cuando empezó a utilizarse el correo
electrónico; y cuando los teléfonos se hicieron móviles e inteligentes.
En el ámbito del
transporte sucedió así cuando, hacia el año 1900 comenzó la sustitución de la
tracción animal por el automóvil, transformándose, en poco más de una década,
el panorama de las avenidas principales de las grandes ciudades. Ahora, después
de más de un siglo sin evolución tecnológica importante -¿retenida?-, el
Transporte de personas y mercancías avanzará esencialmente gracias a los VEs.
Una característica
peculiar de estos progresos –cuasiRevoluciones-
que cambian por completo una utilización, producto o servicio mediante la
implantación rápida y brusca de una nueva tecnología, es que, inevitablemente,
cuando se anuncian, son precisamente los “expertos” o profesionales curtidos
especialistas en el campo de que se trate, los que minimizan –si no rechazan
totalmente- la amplitud e inmediatez del cambio que se anuncia.
Normalmente son los propios “Expertos” los que desatienden y
desaprovechan las mejores oportunidades tecnológicas
Pues bien, hoy estamos
también iniciando una nueva
“transformación industrial” –esta vez limpia- desFosilizando la generación de Energía Eléctrica y los sistemas de
Transporte, para limpiar –desCarbonizar
y desintoxicar- la atmósfera del
planeta. Se trata de un auténtico Renacimiento
tecnológico (en el caso de la Energía, porque priorizamos la armonía y
sostenibilidad que aportan las Energías Renovables; en el caso del Transporte,
porque recuperamos una tecnología que, lamentablemente, abandonamos hace un
siglo).
Renacimiento que, en muy
pocos años, transformará las ciudades: no por el aspecto exterior de los
vehículos que van a surgir sustituyendo a los actuales –ya que no cambiarán de forma más de lo que
lo vienen haciendo todos los años-, sino por su funcionamiento -sin ruidos, ni
gases, ni partículas tóxicos emitidos, sin derroches de energía, y con más
seguridad e inteligencia-.
El desarrollo
tecnológico y la preocupación medioambiental globales empujan en la misma
dirección: ya se planea prohibir los vehículos térmicos en las grandes
ciudades, para hacerlas más habitables; el fabricante chino BYD espera
triplicar en 2016 su producción de VEs, hasta 150.000. India quiere todos sus
coches eléctricos para 2030; Noruega, para 2025; Holanda planea prohibir, desde
2025, la venta de los no eléctricos (incluidos los Híbridos)…
Los VEs no solamente
significan un nuevo “combustible” (electricidad en lugar de petróleo);Tesla
también ha terminado con el concepto de la red de vendedores y talleres de
reparación y mantenimiento (ya que vende directamente, y sus vehículos no
tienen, prácticamente, mantenimiento); y ya planea construir una nueva
fábrica en Europa “ to serve long-term regional demand as Fremont reaches max capacity..”
tuitea Musk. ¿Ha convertido el VE en un
atractivo producto de consumo mundial, como hizo Apple con sus Laptop e iPhone?.
Y el
Transporte Eléctrico generalizado es una realidad que crece imparable: todo
vehículo cuyo ciclo de conducción es urbano (autobuses, furgonetas, taxis, y
coches -como metros y tranvías ya lo son-), pronto será eléctrico (son más
baratos de fabricar, operar, y mantener).
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